
Monstruos

¿Quién no tiene un monstruo bajo la cama? Bueno, en realidad es una pregunta retórica porque ya no estamos en la edad en que nuestros miedos cobren la forma de una figura deforme con largos colmillos y uñas afiladas, aunque siguen existiendo. Nuestros miedos son tan invisibles como lo eran los monstruos de los terrores infantiles, pero resultan tan palpables como para hacernos vivir condicionados por ellos.

- Los habrá afortunados que como el Juan del cuento, vivan sin miedo, pero son una minoría.
Casi todos arrastramos alguno, aunque no sea reconocido en voz alta, tal vez por aquello de que lo que no se menciona no existe, y sólo campe por nuestra mente en los momentos oscuros cuando tiene libertad para coger fuerza. El temor a la enfermedad, la muerte, la pérdida, la escasez, la soledad… son algunos de los peores monstruos, muy humanos por otra parte y hasta cierto punto comprensibles.
Pero, ¿y cuando nuestros temores son realmente figuras desmesuradas que nos arrugan ante la vida sin tener porqué?

A veces se coge miedo a una persona del entorno al sentir que tiene algún tipo de poder sobre nosotros, sin ser cierto. Otras en cambio es miedo a coger un avión, a las alturas, al ridículo… Cada tipo de monstruo sabe a quién atemorizar porque intuye donde flaquea su víctima. Lo habitual es que se alimenten de nuestra imaginación porque la mayoría de las veces no nos damos cuenta de que tenemos la alternativa de acabar con él.
- Yo también he sido protagonista en una historia de monstruos, conviviendo con el temor a «lo que pudiera pasar».
¿Os suena el «y si»? Y si me caigo, Y si me pierdo. Y si hay tormenta durante el vuelo. Y si no gusta lo que escribo…; el monstruo de la duda miedosa, que te anticipa un resultado negativo y te bloquea ante los cambios.

Diré que aunque no he vencido todos los monstruos, estoy consiguiendo reducir su tamaño porque tuve que enfrentarme a los de verdad, los auténticos, los que no se esconden en el armario si no que atacan a plena luz del día, cuando estás bien despierta. Son algunos de los que he citado al principio de este post. La enfermedad, la muerte, la pérdida. Podéis leerlo en La Palabra Maldita. Fue entonces cuando comprendí que el resto de mis monstruos, en comparación, no eran más que molestos insectos que, aunque incordiaban, era capaz de espantarlos de un manotazo.
También sé que hay monstruos muy reales, de carne y hueso, que pueden hacer mucho daño. Esos no son invisibles desde luego. Hay que luchar contra ellos con mucha fuerza para vencerlos, incluso a través de ayuda, porque tan valiente es reconocer que existe un monstruo real, como dejarse ayudar e ir a por él. Aunque la lucha dure toda la vida, hay que perseverar en ello para que, como mínimo, la cosa quede en tablas y no nos haya hecho vivir derrotados de antemano.

- De todas formas, aunque no sea con una victoria directa sobre ellos, podemos sentirnos vencedores si somos capaces de pasar página para que dejen de influir en nuestra vida.
En resumen y para ir terminando, nada como analizar fríamente lo que de verdad da miedo y poner el resto en su lugar para que los monstruos se diluyan. Y sobre los temores importantes, como tarde o temprano todos nos enfrentaremos a ellos deberíamos ir haciéndonos fuertes para mirarlos a los ojos y mantener la calma durante la batalla.

La vida ya nos pone «monstruos inevitables » ante los que solo podemos aprender, aceptarlos y continuar… aunque pienso que muchas veces el peor enemigo somos nosotros mismos, nuestro «monstruo particular» pero vencerlo es más fácil de lo que pensamos, solo tenemos que proponernoslo.
Si. Hay que proponérselo…
Quanta raó que tens. Hi ha que seguí lluitan contra tot lo que mos fa por….
Si. Això mateix…
Y hasta cuándo siguen viniendo? Van pasando durante toda la vida? Estaría bien un poco de tregua. De todas formas, lo que no te mata te hace más fuerte!!!
Se trata de a pesar de los monstruos, hacernos fuertes para ser más grandes que ellos y dejarlo atrás… Hay que conseguirlo.
Todo es proponérselo. Aunque cuesta. Hay que dejarlos atrás y seguir adelante.