La desconocida que me habita

¿Creéis conoceros a la perfección?

No pretendo asustaros, si no alentaros, cuando os digo que puede que haya una parte de vosotr@s que desconocéis. Casi nadie cree que, llegado a cierta altura de la vida, quede mucho por descubrir de uno mismo, pues… NO·ES·ASI.

En mi relato VOCES hablaba de las que nos condicionaron de niños, tanto que las creímos como auténticas verdades. Pues aquí estoy yo, como si fuera la protagonista del cuento, descubriendo que ciertas «sentencias» que daba por buenas, eran cuando menos «equivocadas».

MENTIRA Nº 1 : SOY POCO HABILIDOSA.

¡Que manos más torpes que tengo!. No sé si son más, las veces que lo he escuchado o las que lo he dicho yo, en voz alta. «¡Estos dedos torpes pueden escribir muy rápido en un teclado pero no valen para mucho más!. Por eso, nunca destaqué precisamente en manualidades».

Bueno, os tendréis que fiar de mi palabra cuando os digo que esta mesita de tijera y el estante, eran oscuros, desgastados, dos «trastos viejos». Pues la «torpe», o sea, yo, las lijó, las pintó y decoró con vinilo adhesivo con un resultado que salta a la vista. ¿Que por qué no hice foto previa? Sinceramente, no pensaba que el cambio iba a ser para presumir, pero habría sido genial enseñaros su aspecto anterior, por aquello de comparar.

Conclusión: «No basta con que te cuenten algo de ti para que sea cierto»

MENTIRA Nº 2 : SOY INCAPAZ DE ESCRIBIR POEMAS.

Esta afirmación no me la ha contado nadie, me he bastado yo solita para ponerme mis límites, porque «tampoco valgo tanto», «mi imaginación tiene áreas vedadas o mi capacidad es insuficiente». En fin, llámese el síndrome del impostor, llámese inseguridad, llámese «¿pero por qué nos ponemos tantas trabas?»…

Al igual que en el caso anterior, para descubrir nuevas valías hay que probar e insistir, para que el ensayo-error nos vaya formando y llevando a los territorios inexplorados pero apetecidos.

Algunas ya habréis visto mis conatos poéticos en redes. Aparqué la vergüenza y me lancé a la piscina. Aquí tenéis unas pinceladas…

Conclusión: «Si nos negamos la opción de probar, estamos perdiendo oportunidades».

De momento, la desconocida que habita en mí no me ha contado nada más, aunque intuyo que guarda más secretos.
Esto de ir a por las personalidades ocultas, mañas inexploradas, fantasías dormidas, o lo que imaginéis inalcanzable, no deja de ser un reto que os podéis tomar como un juego. Estoy convencidísima que todos tenemos algo guardado en el tintero.
Os animo a ir en busca de vuestra desconocida particular.

Primero, recordad las voces que os han puesto límites tantas veces. Quizás hay algo que os gusta mucho, que os interesa o motiva, pero os habéis rendido de antemano, sin probar o sin persistir, dando por sentado las voces que hablan mal de vosotr@s. Bueno, como yo misma, vaya…

Conclusión : «No dejemos que nos cuenten para qué valemos o no. Hablemos en primera persona, pero en positivo, para animarnos a investigar nuevas valías y si tercia, a presumir orgullosas de cada reto superado».

Fotografías. Imagen 1 y 6 Stephan Keller – Imagen 5 Maximiliano Estevez – a través de Pixabay. Imágenes 2-3-4 elenaconE. Resto Post creados con Canvas.

¡Hasta el próximo Post!

Elena Tur

11 comentarios en «La desconocida que me habita»

    1. Yo soy como vosotras… simplemente que llega un momento en el que vas abriendo la mente y con ello la puerta a las experiencias. Todos tenemos/somos más de lo que pensamos pero ¡hay que creerlo!.

Cuéntame tú...