¿Esperando la felicidad?

Y llegó el momento de vivir, aunque ya vivía.

Llegó el momento de hacerlo consciente, de adivinar lo que quería y a dónde se dirigía.

Llegó el momento de entender todas las cosas que no veía, aunque estaban delante de sus narices.

La vida nunca es rosa aunque uno vaya pintura y brocha en mano para colorearla. La vida va a su aire y le gusta sorprender para que la rutina no sea demasiado duradera.

En la montaña rusa de la vida había reído, gritado y soltado lágrimas, pero estaba tan pendiente de los vaivenes, de las curvas, de las subidas y las bajadas, que no prestaba verdadera atención a las risas, los llantos o los cambios que iban ocurriendo en su interior.

Hasta que un buen día se percató de que la felicidad no tenía tanto que ver con los demás como con uno mismo; se daba demasiado poder e influencia a otros sobre las emociones propias.

Entendió que los miedos reales no eran las pesadillas de noches oscuras, si no las pérdidas que suceden cuando se tienen los ojos bien abiertos.

Cada situación a la que se enfrentaba le mostraba una pista nueva, como si las cosas pasaran por algún motivo oculto.

La mujer en la que se había convertido, permanecía en la montaña rusa, pero ya no era crisálida si no mariposa.

La mejor comprensión de sí misma, la ayudaban a elegir cada nueva acción y con quién compartirla.

La felicidad no era la perfección, la pareja, la riqueza, la estabilidad, ni siquiera lograr todas las metas. La felicidad era conocerse bien, amarse bien, cuidarse bien y vivir despacio, para que la consciencia de lo que supone vivir fuera una forma de regalarse tiempo y serenidad.

Con los compañeros de viaje adecuados podía caminar hacia un futuro sin miedos, para vivir en el mundo mínimo en el que todo cabe, desde un beso a una flor, una caricia, un aroma, un recuerdo o una sonrisa.

– Felicidad, hola, ¡te estaba esperando!. Gracias por venir a pesar de que te haya dado la espalda tanto tiempo…

TIP: En muchos de mis Post habló sobre la felicidad, su búsqueda… es algo que inevitablemente nos llama a tod@s, a lo que aspiramos, pero ¡es tan importante darnos cuenta de que permanece a la espera de nuestra llamada!. Que las lágrimas no nos impidan recibirla. Aprendamos a invertir el sentido de lo que nos contamos; a transformar la oscuridad en claridad; y sobretodo, a desatascar la puerta que le cerramos por culpa del enemigo que, demasiadas veces, llevamos dentro. Me ocurre a mí en ocasiones y también a quienes conozco: nos centramos en crisis, enfermedades, ausencias, desamor, soledad… poniendo todo el énfasis en las mil cosas negativas que puede haber, pero no en las otras mil positivas que también hay. Abogo siempre por la fantasía porque imaginar nos ayuda a elaborar una vida paralela con la que evadirnos cuando hace falta, pero que no nos falte nunca la motivación que nos incita a ser proactivas, para inventarnos ilusiones que son las que nos darán el bienestar que buscamos.

¡Hasta el próximo Post!

Fotografías: Imagen 1 Sasin Tipchai – Imagen 2 Tran Huynh – Imagen 3 DarkWorkX – Imagen 4 Mylene2401 – Imagen 5 Pexels – Imagen 6 Couleur – todas a través de Pixabay.

Elena Tur

10 comentarios en «¿Esperando la felicidad?»

  1. Me encanta!! Lo fácil que sería ser felices si realmente nos diéramos cuenta que ésta no depende de terceras personas sino que empieza en nosotros mismos…

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