
El cuento de los finales y los principios

O dicho de otro modo: vivir.
Vivía angustiada ante un panorama desolador hecho a base de finales, fueran inmediatos o a corto plazo. Gente querida a la que veía dirigirse a su final, al igual que se intuía el proceso de marchitamiento de la flores. Un trabajo que pendía de un hilo. Relaciones complicadas que coletean pero no ilusionan. Los años que pasan convirtiendo la energía en añoranza… Casi todo parecía sugerir finales a los que enfrentarse, una inquietud ante un nuevo paso, una incertidumbre provocada por el miedo.
Pero cuánta equivocación y mirada errónea encerraban esas creencias: las hechas de finales sin un mañana al que aferrarse. ¡Siempre lo hay!

Vivir no es un cuento sino una cruenta realidad, pero ello no equivale a perder la ilusión o la esperanza, porque tras cada pesar al que enfrentarnos, cada fin de cualquier tipo, se asoma un inicio con el que reinventarnos. Y no es que tal cosa sea fácil pero es posible. De los campos de concentración salieron supervivientes así que, con este duro ejemplo, podemos deducir que las vicisitudes más extremas pueden derrotarte, ¡o no!
El factor suerte influye, nadie lo niega, pero también el mental, tan básico para todo, tan decisivo.

Retomando el primer párrafo de esta reflexión, pensemos: enfrentarse a la pérdida de un ser querido es devastador, pero es un duelo inevitable al que todos nos vemos abocados en algún momento. Y de ese final tan doloroso sale un principio que es nuestro ser transformado, más melancólico seguramente, pero también más fuerte, más sabio sobre lo que tiene valor verdadero, más agradecido para querer mejor a quienes sigue teniendo a su lado.
De los trabajos que se pierden sobrevienen dificultades económicas pero quizá sea el inicio de otro descubrimiento profesional mejor, para el que tengas más valía, puede que en otro lugar distinto; no será fácil, sin duda, pero las posibilidades existen.
De las relaciones moribundas pueden llegar conflictos pero renacer esperanzas porque quizá seas capaz de luchar por transformar lo que muere en un nuevo comienzo, o volar en solitario y aprender a no depender de otro que te sostenga. Y el amor en cualquier forma, a través de uno mismo, de las amistades, o de un futura pareja (quién sabe), puede volver a visitarte.
En cuanto a la edad, sabemos que conlleva la llegada de achaques o males que hacen más dificultoso el camino, pero puede que sea el principio de un mayor autocuidado, mejorando la alimentación, haciendo ejercicio, buscando terapias naturales que ayuden a las convencionales, para convertir el handicap en reto, y encontrarte en una madurez llena de expectativas. Muchas enfermedades no tienen solución, cronificadas se convierten en acompañantes perpetuas, pero hay que luchar por buscar una mejor calidad de vida.
Y lo más importante es que la ilusión de los principios no ha de perderse nunca.

Comenzar algo nuevo, del tipo que sea, una nueva filosofía de vida, un nuevo curso, descubrir nuevas amistades, buscar nuevos alicientes que nos llenen, será la forma de ayudar a paliar los finales que nos depare el camino.
No negaré que hay un final al que todos nos enfrentaremos (y asusta), y diréis que de ese no saldrá un nuevo principio, pero ¿tenéis absoluta seguridad de ello? Si nos espera algo desconocido, transformados en otra cosa, viajando a un lugar al que fueron otros antes que nosotros, quizá deberíamos aprender a superar el miedo. Y si en cambio, no creéis en nada, y todo termina, simplemente no habrá nada más por lo que sufrir y será el momento de descansar. Como rezaba un popular proverbio chino: Si tu problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Si no tiene solución ¿por qué te preocupas?
Digamos que cuando nos enfrentamos a finales debemos superar obstáculos ligados a profundos cambios y en todo caso, ocuparnos de que ello no sea impedimento para seguir viviendo e intentar volver a sentirnos bien. Y frente a lo insuperable, primero toca la aceptación, para después adaptarse a la nueva realidad. No pretendo sentar cátedra sobre nada, ya que esto no dejan de ser mis reflexiones personales, tras demasiados aprendizajes forzosos, finales difíciles e inicios costosos pero también ilusionantes. Pero como dice @lavecinarubia «compartir es de guapas» y si algun@s os identificáis con estos pensamientos en voz alta y os ayuda de algún modo, misión cumplida.

Y ahora que finaliza este post, empieza vuestro turno de comentar (si os apetece).
Fotografías: Imagen 1 chica leyendo Yuri B – Imagen 2 chica junto león Stefan Keller – Imagen 3 ilustración chica junto al árbol Adryanah – Imagen 4 mujer junto a cascada Sasin Tipchai – Imagen 5 girasoles Domenico Mattei – Todo a través de Pixabay.
¡Hasta el próximo Post!
Pues tal como lo cuentas es verdad que los finales pueden ser abiertos, Y tendremos mucho que hacer. Gracias por tanto.
Seguro que hay mucho por hacer que está en nuestras manos.
Encantada de leer tus reflexiones y ver que las comparto. Gracias y hasta el próximo post ⚘
Gracias sister❤️
Misión cumplida. Gracias
Qué bien! 😉
Reflexiones que siempre son una mano tendida. Gracias!! 🙂
Gracias! Las experiencias que vivimos siempre tienen puntos comunes en los que reflejarnos…
Siempre bellas tus reflexiones. Me llegan al corazón ❤️
Muchas gracias, para eso son. ❤️