
Las almas perdidas

El mundo estaba repleto de ellas, y aunque pudiera parecer lo contrario, no se trataba de fantasmas que no supieron proseguir su viaje, sino de personas que aun estando muy vivas se negaban a conocerse.
¿Y qué pasa cuándo no te permites saber quién eres en realidad?
Lo que suele ocurrir es que vagas en busca de no sabe qué o quién, buscando aquello que tapará los agujeros de tu vacío, que no tienen nada de simple y sí mucho de autoconocimiento estancado.
Hubo un tiempo en el que yo fui una de ellas, hasta que la vida y sus circunstancias me enfrentaron a mi propio espejo en el que reflejar todas esas inquietudes que me pertenecían, y que debía resolver. Además, al estar atenta al mundo que me rodeaba, observé otras muchas almas que, como yo, se esforzaban por encontrar el camino al horizonte de la sabiduría personal. Puede sonar eso algo pedante, pero no hablo de la inteligencia en sí, sino del tipo de sabiduría que te conecta con tu esencia. Esa brújula que evita que vuelvas a sentirte perdid@, a pesar de vendavales e incertidumbres.

Porque, no hay nadie que te pueda borrar el vacío si tú no sabes sentirte pleno contigo mismo. Tampoco hay nada que pueda hacerte sentir rico, por más que poseas cosas valiosas, si tú no conoces tu propio valor.
Desde la humildad y la búsqueda, aprendes a hacerte preguntas y responderte con sinceridad (porque como nadie más va a escuchar, no hay por qué mentir); así podrás averiguar qué es lo que de verdad necesitas para sentirte más feliz, más sereno, en el lugar y forma en la que quieres estar.

Parece que hay demasiada gente con las expectativas puestas en los otros, llevándose desengaños. Demasiada gente, buscando apariencias perfectas sin comprender que todo es temporal. Demasiada gente brillando bajo el foco y apagándose en su intimidad, cuando debería ser a la inversa.
La vida no es una red social sino una realidad que se vive minuto a minuto.
En ella nos enfrentamos a momentos difíciles y también maravillosos, y entremedias, mucha cotidianidad, con las rutinas de la vida; todo ese ajetreo, ese vaivén de alegrías, penas o estabilidad, no debe desconectar la brújula de nuestro propio sentido de la vida.
Si lo que nos llena es el amor, en cualquiera de sus formas, aprendamos a sentirlo “por el principio”, es decir, en nosotr@s mismos, para después compartirlo con quienes nos rodean y crear un círculo positivo y armonioso. Si lo que nos llena es la creatividad, démosle salida indagando en aquello que nos apasiona, sin que por ello tengamos que vivir de ello o ser unos genios en la materia elegida. Se trata de disfrutarlo y que nos dé una razón con la que sentirnos plenos, sea activamente como artistas o aficionados. Si lo que nos llena es explorar el mundo que nos rodea, viajemos a cualquier rincón que nos sea accesible, cercano o lejano, para conectar con otras personas, descubrir costumbres, enriquecer nuestro espíritu.

No seamos almas perdidas. Busquemos caminos que reconduzcan nuestro vagar inútil, para sentirnos plenos. Hagámonos muchas preguntas, dediquémonos tiempo, porque obligaciones siempre hay, y cansancio, y dudas, pero siempre habrá minutos que arañar a tareas o al tiempo de ocio que nada nos aporte, para que broten nuestras alas de mariposa, una vez hecha la metamorfosis.
Nuestra alma nos espera para hacer este camino único que es la vida (con el sentido que necesitemos darle), para que merezca la pena el trayecto.

Fotografías. Imagen 1 fantasmas en el bosque Twighlightzone – Imagen 2 pareja pensando Deflyne Coppens – Imagen 3 libro abierto Dagmar Räder – Imagen 4 chica ante el espejo Jerzy Górecki – Imagen 5 mujer con pelo de mariposas Gordon Johnson – todo a través de Pixabay.
¡Hasta el próximo Post!

A veces cuesta encontrar lo que quieres porque no lo sabes, pero es cierto que hay que intentarlo. Gracias, comparto el texto❤️
Sí, así es. Gracias por compartir 😉
Inspirador escrito ❤️
Gracias ❤️
Volemos en su busca….⚘
❤️