La señora del castillo: Tú. Yo.

Podía caminar media hora sin alcanzar a recorrer todas las estancias del castillo. Eran muchas las escaleras que subir, las puertas que abrir, los torreones a los que asomarse; y en el camino solía haber sorpresas: una armadura a la que se le había caído una pieza, una ventana atascada, un armario invadido por polillas. Mucha tarea que controlar si quería tener esa magnífica edificación en estado de revista. No siempre había fiestas en las que lucirse. En el día a día podía limitarse a estar en su zona favorita, pero en cualquier caso, aunque permaneciera en su sala más acogedora sabía que los quehaceres le estaban esperando…

En realidad, hoy no voy a hablar de castillos, pero sí de los «territorios» que dominamos.

Yo soy la señora de un «castillo» de setenta metros, así que no necesito media hora para recorrerlo pero sé que siempre hay algo que hacer. También que es imposible tenerlo impecable a todas horas, pero soy quien decide cómo llevarlo sin volverme esclava del mismo. Pero mis dominios van más allá de estos setenta metros.

Soy la dueña de mi presente y mi futuro.

Yo decido cómo sacar las polillas, cómo desatascar las ventanas, abrillantar o recomponer las armaduras. Elijo el rol con el que quiero vivir, y no es el de la víctima del cuento, porque ante los conflictos hay más de una actitud para afrontarlos.

Elijo ser proactiva para convertir mi castillo (vida) en palacio, y que no le falten los lujos…

Esos que no van ligados al dinero si no a la alegría. «Sonrisas. Amaneceres. Flores. Labios rojos. Vestidos vaporosos. Lecturas con velas. Abrazos. Sueños. Cine clásico. Playas vacías. Cafés con amigas. Viajes bonitos. El cariño del bueno. Música interminable. La familia que te acoge. El sonido del mar. Pies en alto con las uñas de color. Aromas de vainilla y mango. Y cualquier aderezo o compañía que me haga un poco más feliz».

Si muerdo la manzana que sea porque está deliciosa, pero que no me adormezca, si no que me revitalice para contemplar las flores…
… para compartir desayuno con mi querida amiga Lina, a quien le gusta «el país de las maravillas»
…para orientar con un faro mis noches.
…para coger la mano de mi madre.

Con tanto lujo al alcance, ¿cómo no sentirse la señora del castillo?

Tú, yo, o quien decida vivir en su propio país de las maravillas. El que une realidad y magia, como si de un encantamiento se tratara.

Fotografías: Imagen 1 Peter Pyw – Imagen 2 DarkWorkX – Imagen 3 Peter H – Imagen 4 Jill Wellington a través de Pixabay. Imagen 5-6-7 personales – elenaconE.

¡Hasta el próximo Post!

Elena Tur

6 comentarios en «La señora del castillo: Tú. Yo.»

  1. Que afortunados poder disfrutar de esos momentos que nos regala la vida y si es en compañía de nuestros seres queridos; pareja, hijos, padres, amigos … mucho mejor… 🙂

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