Intangibles

¿Realmente lo que no se ve no existe? Ahora ninguno de nosotros ve al enemigo porque se necesita un microscopio para hacerlo, pero a falta de la lente de aumento su presencia se demuestra en la ingente cantidad de enfermos que desbordan los hospitales.

Los incrédulos absolutos sobre lo indemostrable se agarran con firmeza a la ciencia para negar cualquier argumento que defienda las creencias, como si todo ello formara parte de la ignorancia del ser humano, pero ¿por qué no podemos pensar que a medida que la humanidad avance, se puedan llegar a descubrir nuevas teorías que demuestren lo que ahora se niega?

Los que creemos en el alma, en que somos algo más que materia que algún día se transformará en polvo, podemos vislumbrar una vida más allá de esta que nos aporta esperanza a pesar de todo.

El dolor de una pérdida no se consuela de forma automática porque la añoranza es muy humana. Y digerir el sufrimiento que va ligado a la enfermedad y la muerte es traumático, pero tras el duelo, con el transcurrir del tiempo, aceptas, y si crees, llegas a sentir que los que se fueron te acompañan de algún modo, aunque no podamos tocarlos ni oírlos.

En lo invisible hay un mundo infinito que también nos resguarda y reconforta.

Ahora la resistencia contra el virus proviene de muchos frentes, desde sanitarios a científicos, gobiernos o cuerpos de seguridad, incluido nosotros con nuestra colaboración para evitar la propagación. Pero no está de más pensar en la presencia de otro ejército invisible que nos transmite fuerza mientras esperamos que el panorama mejore.

Elijo creer que los que lloran la pérdida de un ser querido, son acariciados sin saberlo por la mano del que se fue. Que los que se agarran a la fé rezando unas oraciones son escuchadas. Que los que se encomiendan a sus ángeles están muy cuerdos. Que cuando mandamos nuestras mejores intenciones a los demás, la energía fluye y la reciben de algún modo.

Elijo creer que a los que les llega el momento nunca es en solitario, si no que pueden ver los rostros amados de los que vienen a buscarles. Y que al final del túnel siempre hay una luminosa luz.

La fantasía es magia, nos ayuda a soñar y evadirnos. Nos entretiene e inspira. Pero quizás hay una realidad igual de mágica pero auténtica, que brota de nuestro ser y que está esperando ser descubierta.

Seguramente cada uno lo hará de una forma, porque cada experiencia puede ser tan diversa como diferente es la propia humanidad. Somos razas distintas, con culturas a veces antagónicas, pero en el fondo, cuando nos quedamos con la esencia de la persona, todos aspiramos a lo mismo. Tan diferentes y parecidos a la vez.

  • Sé que los míos, los que se fueron hace tiempo, permanecen alerta, vigilantes. Y en este confinamiento sin contacto percibo su abrazo.

Como yo, intuyo que serán millones los que resisten dentro del miedo con la ayuda de esos intangibles que, a pesar de no poder demostrarse, seguirán formando parte de nuestras convicciones.

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Elena Tur

7 comentarios en «Intangibles»

  1. A mi me reconforta pensar que no estamos solos en esta batalla y que aunque sea de lejos o más bien de cerca, porque les llevo en mi corazón, nos acompañan siempre nuestros seres queridos

  2. Yo me encuentro acompañada por mi familia, doy gracias de ello.
    No me consuela, el no poder continuar ayudando a los demás y ello a veces me tortura, es un sentimiento de impotencia y frustración, duro de sobrellevar…

    1. Vivimos una situación complicada, en la que muchas cosas que hacíamos antes se han tenido que parar de golpe, pero hemos de ayudar como podamos dentro de la distancia obligada.

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