Deja de esperar

Sentada en el banco de su vida, veía pasar las imágenes de lo vivido y soñaba con las escenas que estaban por llegar, sin percatarse de que, justo en ese preciso momento, ocurrían cosas maravillosas a su alrededor.

Y eso pasaba porque sus ojos miraban a través de su mente parlanchina y manipuladora, que de manera insistente le recordaba lo mucho que tenía por hacer, e incluso la culpabilizaba de situaciones pasadas imposibles de rectificar.

Pero el presente, siempre sabio, siempre paciente, estaba acostumbrado a ser ignorado por personas que iban en dirección contraria a la felicidad, de la mano de un tiempo que no existe.

El presente, era consciente de que, en cualquier momento, recobraría la posición de honor en la vida de esa joven, al igual que lo hacía a diario con multitud de gente que descubría que solo en él estaba la llave del tiempo real.

Así fue como un buen día, quizá de repente o puede que de forma paulatina, la chica entendió que la vida auténtica es la que se crea segundo a segundo; mientras respiras, besas, ríes, saboreas, hablas, duermes, sueñas, juegas, pintas, lees, coses, riegas, caminas, trabajas, o permaneces tranquilamente sentada en un banco.

Vivir es ese mundo de posibilidades que inventas con cada acción que realizas o decisión que tomas.

Al igual que la joven de este relato, todos podemos elegir alejarnos de quién nos hace daño o acercarnos más a quienes amamos. Podemos resguardarnos de la lluvia o atrevernos a andar nuevos caminos. Podemos construir un estado mental sin voces dañinas, escuchando únicamente las palabras dichas desde la compasión y el cariño, que son las adecuadas para facilitarnos el viaje.

El mundo es demasiado grande, las personas demasiado pequeñas, el tiempo pasa demasiado rápido, la vida es demasiado valiosa, para quedarnos inmovilizad@s esperando a que una varita mágica lo cambie todo.

Tomémosle la mano al presente, para que nos lleve de vuelta a la vida real, soltando el lejano pasado y el incierto futuro. Tomando las decisiones necesarias, invirtiendo tiempo en lo que más importa, y poniendo en su lugar lo que, aunque no podamos evitarlo, no tiene porque robarnos la energía sino nos rendimos.

Paso a paso podremos encaminarnos hacia la sabiduría y la serenidad, de la mano de la consciencia.

Fotografías. Imagen 1 mujer en un banco StockSnap – Imagen 2 llave frente al ojo S. Hermann & F. Richter – Imagen 3 mujer con paraguas Victoria Borodinova – Imagen 4 mujer que da la mano Pexels – a través de Pixabay.

¡Hasta el próximo Post!

Elena Tur

12 comentarios en «Deja de esperar»

  1. Según lo estaba leyendo y sintiendo, me he emocionado; siempre lo consigues Elena. Que maravilla de consejos a llevar a cabo. Saludos desde el corazón

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